Celaya, Guanajuato
Tierra de artistas célebres, como el compositor Juventino Rosas, el artista plástico Francisco Eduardo Tresguerras (llamado “El Miguel Angel Mexicano”), o el moderno artista visual Octavio Ocampo: Celaya se presenta al mundo como una ciudad con varios sitios de interés, una moderna infraestructura y el trato y el servicio que sólo los celayenses pueden ofrecer.
Celaya es uno de los más de 46 municipios del estado de Guanajuato, ubicado al sureste de la entidad, a 50 km. de Santiago de Quéretaro y 260 km. de la Ciudad de México. Su nombre significa “Tierra Llana”
Fue en 1570 cuando el Virrey de la Nueva España, D. Martín Enríquez, concedió la autonomía y creación de Celaya. El primer día del año nuevo de 1571, se reunieron los encomendados bajo un árbol de mezquite, para cumplir con este mandato. Desde sus orígenes otomíes hasta la época moderna, fue sede de importantes eventos históricos, se recuerda especialmente la entrada triunfal que hizo el Padre Hidalgo en la madrugada del 16 de Septiembre de 1810, luego del Grito de Independencia.
Actualmente es una ciudad de alto desarrollo, contando con casi 30 escuelas de nivel superior y más de 20 centros de salud, destacando sus espacios culturales y deportivos. En el municipio de Celaya se localiza casi el 10% de unidades de comercio y abasto existentes en el Estado y cuenta con una infraestructura carretera de más 200 kilómetros, donde cruzan dos carreteras federales que permiten el acceso con todos los puntos estratégicos del País, Estados Unidos y Canadá, facilitando la comunicación. También presume de un bello aeropuerto privado que se encuentra en la carretera Celaya-Salamanca a 10 minutos de la ciudad.
El turista podrá contemplar atractivos templos religiosos y edificios antiguos de arquitectura neoclásica, divertirse en su vida nocturna, deleitar su paladar en los restaurantes o adquirir souvenirs en sus plazas y comercios. La tierra famosa por la elaboración de la cajeta, cuna del afamado comunicador Raúl Velasco, brinda sus servicios con la calidez y el entusiasmo para que el visitante quiera regresar.