El nombre del corredor nace porque la zona geográfica que ocupa dentro de la entidad, contiene una extensa historia, arquitectura y cultura de las haciendas.
Aquí se encuentra un alto porcentaje de los 176 cascos de haciendas que se edificaron durante los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX en todo Hidalgo.
Esta ruta está integrada por municipios en los cuales se puede visitar desde pueblos típicos que conservan sus raíces, hasta ubicar la zona de la altiplanicie pulquera, donde es recomendable visitar los llanos de Apán e innumerables haciendas dedicadas antaño a la producción del “Agua de Dios”. De igual forma, se localizan algunos de los majestuosos conjuntos religiosos, una zona arqueológica, así como espectaculares construcciones civiles como el Acueducto del Padre Tembleque.
Esta es una ruta perfecta para los amantes de la historia y arquitectura de la época Colonial y los primeros años del México Independiente. Recorrer el Corredor de las Haciendas es toda una aventura, ya que a lo largo del recorrido la imaginación vuela y la piel respira costumbres de antaño.
Características Generales de las Haciendas
En general, son dos los tipos de hacienda: las de actividad minera y las de producción de pulque.
En la Nueva España existieron haciendas dedicadas a beneficiar los metales, principalmente el oro y la plata, con grandes patios apropiados para la continuidad del proceso. Las haciendas pulqueras siguen siendo de gran prosperidad e irremediablemente, son folclor de ésta tierra; las haciendas pulqueras de Hidalgo fueron las más importantes en el país, ubicándose las más famosas en los llanos de Apán.
En general, las haciendas contaban con un depósito para maquinaria y herramientas, con cochera, sillero, cuartos para los huéspedes, alambique, tienda, capilla, escuela, caballerizas, macheros, corrales, carrocería, herrería y habitaciones para peones, tlachiqueros y sirvientes.
Las haciendas pulqueras contaban con animales (de tiro o troncos de mulas, bueyes y muchas veces soberbios caballos importados), carros, carretas, carruajes de lujo y por supuesto personal para la conducción del producto. Todas cuentan con inmensos tinacales y trojes para almacenar cebada, maíz y pastura, con agostaderos para pastar el ganado menor el vacuno y el caballar.
Apán
Su fama se debe principalmente a los llanos de maguey y a la producción de pulque, pero también por ser Cuna Nacional de la Charrería. Su fundación data de la época tolteca y fue el primer lugar donde se establecieron los españoles que regresaban a Tlaxcala, tras la legendaria derrota de “La Noche Triste” en junio de 1520.
En la región de los llanos se encuentran diversas haciendas, construidas desde el periodo virreinal, aunque la mayoría presenta una estructura de la segunda mitad del siglo XIX. Están compuestas por casco, corrales y potreros así como terrenos para labranza o pastoreo, con un fin para actividades agrícolas, ganaderas y pulqueras. En muchas de ellas pueden aún observarse los lujos en que vivieron sus moradores, muebles, tapices, pinturas y objetos de adorno de valor incalculable.
Las principales haciendas de Apan son:
Hacienda Ocotepec
Hacienda de Chimalpa
Hacienda de Santiago Tetlapayac
Hacienda de San Antonio Tochatlaco
Tepeapulco
A 45 km. del sureste de Pachuca, entrando por la carretera Pachuca-Cd. Sahagún, al pie del enorme cerro del Xihuingo y en medio de las planicies del sur hidalguense, se encuentra Tepeapulco, “Cerro rodeado de agua” por su vocablo. En este poblado, famoso por sus trabajos de artesanía, alfarería y herrería, llegaron los franciscanos en 1527 encontrando pirámides y habitantes náhuatl; Hernán Cortés intentó hacer la casa más ostentosa de la época en este sitio, pero la Audiencia de México le negó la autorización.
Es importante y atractiva su arqueología, como las zonas arqueológicas de Xihuingo, de clara influencia teotihuacana; Huapalcalco, uno de los primeros indicios de la cultura tolteca; y Tecolote 1, donde puede observarse montículos y plataformas y una pequeña pirámide de tres cuerpos con elementos de la cultura teotihuacana.
El interesado puede visitar el ex Convento de San Francisco, el más emblemático de la ciudad, la Hacienda San Bartolomé de los Tepetates, o visitar la caja de agua, una obra de ingeniería hidráulica antigua que sirvió de remate al acueducto que dotaba de agua a la población. O bien, acudir a la gran Laguna de Tecocomulco, que cubre tres poblaciones rurales, para pasear en lancha o practicar la cacería en algunos lugares permitidos; el visitante podrá contemplar los poblados de la orilla, chozas y restaurantes de adobe, block, costera y ladrillo.
Almoloya
En el corazón del pueblo el visitante puede visitar la Iglesia de La Purísima Concepción, recientemente reconstruída y adornada su fachada con charros de las fabricas de loza. Sin embargo, sus mayores atractivos se encuentran a orillas de la población.
En El Sabinal se encuentran campamentos acondicionados con letrinas, parrillas y depósitos de basura. Para los que disfrutan los deportes extremos como el alpinismo y el rappel, se encuentra La Peña de Los Órganos, nombre dado por las curiosas formas de las rocas y el ramaje. La Laguna del Puerco, a 15 km. de la cabecera, es una laguna ideal para el paseo en lancha en compañía de la familia.
Emiliano Zapata
El nombre del pueblo es en honor del famoso caudillo revolucionario Emiliano Zapata. Como característica particular, es necesario prevenirse por su clima lluvioso y su temperatura suele ser fría.
Este municipio ofrece al visitante una majestuosa arquitectura, sobre todo en las haciendas que guardan una gran cantidad de historia como la de Malpais y de Santa Clara, así como la iglesia de San Lorenzo ubicada en la cabecera municipal; además ofrece sus bellezas naturales a través de paisajes únicos en Hidalgo. El mayor atractivo y la joya más emblemática es la Hacienda de San Lorenzo, en sus buenos tiempos, una de las mayores productoras de pulque.
Una de las tradiciones más conocidas en este municipio es el servicio de los curanderos, que alivian, sobre todo del mal de ojo, mal de aire y mal de empacho a los niños, así como las famosas limpias en las cuales se utiliza la herbolaria como el pirúl, eucalipto y ruda.
Zempoala
Esta cabecera municipal se asienta en la región de los llanos magueyeros en una zona semidesértica de clima frío.
En los alrededores de Zempoala prosperaron en el siglo antepasado numerosas haciendas magueyeras destinadas a la producción del pulque. Hoy en día, esos imponentes edificios se caracterizan, unos por su vistosa arquitectura, otros por su extensión, algunos más por su exquisito mobiliario y los demás por su pasado histórico, pero todos conforman un rico acervo turístico.
El paisano o extranjero que visite Zempoala no podrá evitar recorrer sus dos máximas atracciones. El monumental Acueducto del Padre Tembleque, una notable obra civil de la época virreinal que cruza en su tercera arquería una barranca de mil metros; y la Hacienda Casa Grande destacada por sus 18 arcos de cantera rosa que forman su fachada principal.
Tlanalapa
Significa "lugar sobre la abundancia". Fue en el siglo XVII cuando llegaron a este poblado los frailes franciscanos e iniciaron grandes construcciones que asombran a los visitantes. Entre estos monumentos se puede mencionar la Iglesia de San Francisco de Asís que cuenta con un baptisterio, patio, atrio y terreno adjunto.
Epazoyucan
Se ubica a 21 km. de Pachuca por la carretera federal a Tulancingo. Entre los lugares de interés para visitar se encuentran la ex Hacienda de Tepozotlán, un verdadero museo vivo al recorrer la sala, despacho, comedor, cocina y recámaras y el ex Convento e Iglesia de San Andrés, construido por los frailes agustinos en 1540.
En los alrededores existen sitios de interés para recorrer o admirar la belleza, como el Bosque El Guajolote, el Rancho El Grillo y la Sierra de las Navajas.