San Carlos, Sonora
        
        
        
        
   
		
		

				
	  A  120 km de Hermosillo y a 390 km de la frontera con Estados Unidos, al sur del  estado de Sonora y figurando como parte integral del Puerto de Guaymas, se  encuentra San Carlos. Es un puerto de altura con un gran potencial turístico  donde conviven en perfecta armonía el desierto, el mar y la montaña, brindando  un paisaje inigualable donde la diversión siempre está presente.
	  El  aficionado al golf puede encontrar un campo de 18 hoyos en el Country Club, y  en las dos marinas (Marina Real y Marina San Carlos), el turista puede  solicitar los servicios para la navegación, la pesca y el buceo. A través del  buceo y el esnórquel, el viajero puede contemplar en directo y disfrutar de la  bella vida marina del Golfo de California, o de los arrecifes artificiales  “Albatun”  y “Presidente Díaz Ordaz”. Dentro  de la pesca deportiva se capturan pez vela, dorado, atún, marlín y más de 800  especies. Otras actividades acuáticas que se practican en sus playas están el  kayakismo, veleo, esnòrquel, jet ski, kitesurfing, windsurfing y paseos en  yate. El ciclismo de montaña se lleva a cabo en los siguientes lugares y rutas:  El Soldado, El Potrero, Los Anegados, San José de Guaymas y Cerro del Vigía.  Para los más osados, existen excursiones para escalar el Cerro Tetakawi. El  tenis y el voleibol también  encuentran afición en la playa y canchas privadas de hoteles. El  ecoturismo tiene cabida en la Isla de San Pedro Nolasco, donde es posible  contemplar los bellos lobos marinos y miles de aves. Sin embargo, uno de los  espectáculos naturales más preciados de la región ocurre entre el invierno y la  primavera, temporada en que la ballena gris se baña y se aparea en el agua,  atrayendo la presencia de turistas y estudiosos del comportamiento animal,  quienes pueden observarlas arriba de una lancha a escasos metros. Para aquellos  que prefieran relajarse, en la blanca y fina arena de la playa los paseantes  contemplan el azul del mar, mojan sus pies en la orilla, se broncean  descansando tranquilamente, o contemplan a quienes se meten a nadar al mar. 
	  Dentro  de las opciones para visitar se encuentra la Playa de los Algodones, bautizada  con este nombre debido a que sus dunas de arena parecen motas de algodón, donde  se practican deportes acuáticos todo el año; el Delfinario Sonora, donde  se practica nado con delfines y terapias con  delfines; el Cañón de las Barajitas, a 18 km de San Carlos, un espacio ideal para  el cañonismo; el Sarahual, con majestuosas plantas desérticas con siglos de  edad; el Mirador Escénico es el mejor lugar para tomarse fotografías, teniendo  a espaldas el Puerto de San Carlos y donde puede deleitarse con un coco bien  helado o un cóctel de frutas; otro lugar para presumir los mejores fondos para  fotografía es el Cerro Tetakawi, lugar donde algunos indios yaquis, seris y  guaimas  lograron sobrevivir gracias al  agua del Golfo de California. Dentro de la ciudad se pueden apreciar la Iglesia  San Fernando, las plazas 13 de Julio, de los Tres Presidentes y del Pescador,  el Palacio municipal, el Mercado Municipal, los templos de San Germán y del  Sagrado Corazón de Jesús.
	  Para  degustar hasta el paladar más exigente, este destino posee restaurantes  especializados en pescados, mariscos y cocina internacional, o donde se prepara  la típica carne asada que es toda una celebridad en el estado. Al cerrar el  día, los visitantes podrán disfrutar de la vida nocturna de San Carlos, y caer  rendidos ante los encantos que el puerto les ofrece.
	  La  infraestructura del puerto compite con la capacidad y calidad de otros destinos  turísticos de México; hay hoteles para diferentes presupuestos, condominios con  habitaciones de lujo y tráiler park con los servicios completos para aquellos  que llevan su propia casa rodante. Quien visite San Carlos podrá estar tan seguro  de hallarse con la belleza en sus paisajes, la diversión en sus actividades y  la hospitalidad de su gente, que difícilmente podrá olvida su viaje.